Desde la antigüedad, los alfileres han sido objetos de magia y suerte.
Ya en la Antigüedad Plinio el viejo hablaba de ellos en su “Historia Natural”, como objetos que alejaban la mal suerte.
Novio gracias a un alfiler… En Toledo las muchachas encuentran novio si echan alfileres a la Virgen. Se cuenta que una hermosa muchacha toledana tenía amores con un galán. Los padres de él, que no veían con buenos ojos el noviazgo, lo mandaron a Italia.
Al principio, la novia recibía carta de él diariamente, y después las cartas se fueron espaciando hasta que al final se interrumpieron. La muchacha, desconsolada, iba todas las tardes al lugar de la despedida y, al recordar a su amor, le entraba tal congoja, que se clavaba un alfiler para no caer desmayada. Un día pidió ayuda a la Virgen de los Dolores, que se le apareció con el corazón atravesado por siete espadas.
La Virgen le dijo: "Yo también he sufrido. Aguarda". Días después, cuando la doncella iba a clavarse otro alfiler, apareció el novio arrepentido y más amoroso que nunca. Se casaron, fueron muy felices y la Virgen de los Alfileritos se convirtió en la patrona de los enamorados de Toledo. Al principio, el rito, cuyo propósito era hacer volver al redil un novio díscolo, consistía en que la moza se clavara un alfiler y lo echara en la hornacina de la Virgen a lo largo de mil días.
Transcurrido ese tiempo, el novio volvía milagrosamente a los brazos de su amada. La costumbre se fue degradando con el tiempo, las mozas dejaron de pincharse con los alfileres y el plazo se redujo a unos cuantos días.
Dime qué alfiler tienes y te diré qué novio consigues… Además se incorporaron al rito las muchachas que buscaban novio. El alfiler permite elegir las características del novio a gusto de las peticionarias: un alfiler con cabeza blanca si los prefieren rubios; con cabeza negra si quieren que sea moreno, largo si quieren que sea alto y fornido, y corto si lo prefieren bajito pero saleroso.
Dichos efectos también se aplicaban a las novias, a las cuales siempre se les desea buena suerte. Por ejemplo, una novia no debe guardarse ninguno de los alfileres con los que se confeccionó su vestido de bodas. Deben ser arrojados al fuego por las modistas que deseen conseguir novio o por ejemplo, y el que quita el primer alfiler del velo de una novia se casará pronto.
En la festividad de San Antonio de Padua (13 de Junio), las jóvenes casaderas y creyentes han de ir a la iglesia y cambiar un alfiler nuevo por otro clavado entre las ropas del santo para encontrar marido en el plazo de un año.
Hoy por hoy el sentido que se le da a los alfileres en las bodas, sigue relacionándose con lo mágico y con el amor ideal.
En principio, es un elemento que se entrega oficialmente a las solteras, porque son las que lo va a necesitar. La tradición dice que si una soltera pierde el alfiler durante la celebración. eso significa que el próximo príncipe azul anda cerca y en breve conseguirá novio.
Por otro lado, el alfiler indica a los candidatos cuales de las candidatas están disponibles. De esta manera, no errará en la elección.
El alfiler es un regalo que hace la novia, a diferencia de otros que hace la madrina. La novia, deseando su misma suerte a las solteras, les regala el alfiler para que, a modo de amuleto, les atraiga al candidato perfecto.
Antiguamente, la corona de la novia iba fijada con una serie de alfileres, que al final de la boda eran distribuidas entre las solteras y permitían que contrajeran matrimonio durante ese año.
Hoy en día puede haber varios tipos de presentaciones, pero lo que está claro es que no pueden prepararse en cojín ya que pueden pinchar a quien o sujeta.
Aparecen en cestas o en bouquet.
Normalmente se colocan boca arriba, pero en ocasiones las solteras se lo ponen hacia abajo para ayudar un poquito a la fuerza de la gravedad y… QUIEN SABE!
Si se desea entregar a las mujeres casadas la forma correcta de colocarlo sería boca arriba a las casadas y boca abajo a las solteras.
Entrematices S.L CIF: B72510522. C/ Fuengirola 6, 4A, 28018 Madrid (Madrid) - Inscrita en el Registro Mercantil de Madrid, Tomo 44127, Folio 27,, Hoja M-778196, Inscripción 1